¿Hay que reducir la plantilla mundial?
Demografía y sostenibilidad
Hoy 11 de julio, se celebra el día mundial de la población.
El número de seres humanos y su distribución y circunstancias es la cuestión que más afecta a la supervivencia, el bienestar y la gobernanza de nuestra humanidad y sus grupos. Y sin embargo es un tema tabú o tratado con eufemismos por los líderes laicos y religiosos, tanto en sus manifestaciones como en los proyectos y programas que se proponen.
Es una cuestión muy amplia y compleja porque afecta también a la moral sexual, a la familia, al aborto y la eutanasia, al feminismo, a los “géneros” sexuales, al cuidado o destrucción de nuestro hábitat, etc… Como casi todos los cuñados del mundo yo también tengo soluciones para todos estos problemas pero seguramente no son las buenas y además no tengo capacidad para aplicarlas. Por ello voy a tratar de enunciar algunas ideas, cifras y propuestas sobre el asunto y las dejo para que cada uno las piense.
Situación y perspectivas
En 1.940, un año antes de mi nacimiento, el mundo tenía unos 2.000 millones de habitantes, en 1.975 unos 4.000 y en el 2.023 hemos pasado de los 8.000. Y eso con unas tasas de crecimiento decrecientes: desde el 2,1 de 1,963 al 0,9 actual. La tasa de fecundidad está disminuyendo en muchos países y la ONU ha rebajado sus previsiones pero, aun así, espera unos 9.700 millones en 2050 y un pico de 10.400 en 2080.
En el punto 5 de mi nota sobre Presente y futuro humanos estimaba que la población óptima podría estar entre unos 2.000 y 4.000 millones. Según Population Matters la población mundial óptima sostenible puede estar entre 2.700 y 5.150 millones. Estas cifras suponen tener un elemental respeto al hábitat y un mínimo de bienestar para las personas existentes en cada momento.
Consecuencias del crecimiento poblacional
Una multinacional energética señala algunos de los principales malos efectos del exceso de población: acrecienta el cambio climático, disminuye la seguridad alimentaria, incide en la pérdida de la biodiversidad y según el Fondo Mundial para la Naturaleza, la actual sobrexplotación de los recursos naturales genera un enorme déficit ya que cada año se consumen un 20% más de los que se pueden generar y este porcentaje no deja de crecer.
Y detrás de estos conceptos están las terribles cifras de la pobreza. De los 8.000 millones de personas, unos 900 millones son pobres y están desnutridas. Muchas de ellas de países muy poblados que aún tienen altas tasas de natalidad especialmente en sus colectivos más necesitados. Pongo cifras aproximadas de algunos países en desarrollo.
* Fuentes diversas. Datos de 2023 estimados.
En España, según Worldmeter, la población en 1.973 era de 35 millones y en 2023 de unos 48,2. La tasa de natalidad en 2.021 fué de 7,12 . No hay datos de desnutridos. Posiblemente no se mide este concepto en los países más ricos.
Historia reciente
Como hemos visto, el gran crecimiento se ha producido desde los años 40 del pasado siglo, con grandes desigualdades entre los países ricos y los pobres. Y sabemos que la causa principal del crecimiento ha sido la tendencia universal y perenne de todas las especies a su reproducción. En el caso del Hombre, los enormes avances en las ciencias de la salud propiciaron que manteniéndose las tasas de reproducción disminuyeran las muertes prematuras de niños y a la vez aumentara la esperanza de vida.
En los países más desarrollados, con el mayor bienestar se redujeron pronto las tasas de natalidad pero en los países más pobres y con usos culturales y religiosos proclives a tener muchos hijos, siguieron con sus hábitos sexuales y culturales y se produjo el enorme crecimiento que conocemos. Todavía hay tasas de más de 4 hijos por mujer en los países pobres: 5,06 en Nigeria, 4,59 en Tanzania, 4,36 en Uganda. Y, por contra, están cercanos a la tasa de reposición de 2,1 o menos en muchos países desarrollados: entre ellos España o Italia que están en 1,29 hijos y 1,24 por mujer según las estimaciones de The World Factbook en las posiciones octava y sexta por la cola respectivamente.
En la evolución de los últimos 50 años han tenido gran importancia algunas iniciativas dirigidas a reducir las tasas de crecimiento. Cito las dos más conocidas:
En 1974 y bajo la dirección de H. Kissinger se completa el informe confidencial NSSM 200 sobre el crecimiento de la población mundial. Desde entonces sus recomendaciones fueron asumidas y practicadas por los EEUU y por la ONU.
La política china del hijo único aplicada desde 1982 a 2015. Actualmente ya no tienen ningún tope y la tasa de fertilidad es del 1,19, por debajo de la tasa de reposición del 2,1. No parece que vaya a subir ya que los chinos son más ricos y han asumido las técnicas y hábitos de separar sexo y reproducción.
La aplicación del llamado informe Kissinger tuvo, y tiene, mucho éxito en los países desarrollados y poco en los pobres. Se basa en el uso de una ingeniería social muy elaborada que ha hecho que en las culturas afectadas se haya separado el sexo de la reproducción, modificando la estructura de la familia, incorporando a las mujeres al trabajo externo, cambiando bienestar material por hijos, propiciando el aborto y la multiplicidad de orientaciones sexuales…
Las religiones del Libro se oponen a distintos aspectos de estas políticas y sus métodos. A efectos reproductivos el Islam sigue prefiriendo muchos hijos, los católicos tienen prohibido usar métodos anticonceptivos artificiales aunque los de países ricos se saltan este mandato. Y a los judíos ortodoxos seguramente no les gusta esta política lo que habrá influido en la poca transparencia del sistema.
¿Qué se puede hacer'?
Creo que la situación requiere lo siguiente:
Asumir explícitamente por los líderes mundiales, laicos y religiosos, que el sujeto a considerar es la Humanidad entera y que el objetivo prioritario a intentar conseguir es evitar su extinción a corto y medio plazo.
Tener los hijos que puedan ser criados dignamente hasta que tengan capacidad para vivir por sí mismos. Y parece conveniente que sean las mujeres quienes decidan cuándo quieren y pueden ser madres. Hay medios suficientes para hacer que hombres y mujeres de todo el mundo sepan, quieran y puedan aplicar esta idea sin tener problemas físicos ni morales. Tanto para reducir como para aumentar los hijos que puedan criar con un bienestar adecuado de las madres y los hijos.
El concepto es aplicable a los colectivos y países, es decir cada país debe sentirse y ser responsable de mantener dignamente a sus actuales y nuevos ciudadanos. Solos o contando con las ayudas suficientes que les presten otros países, o mediante alianzas. Esta idea se puede aplicar desde ahora mismo, pero se facilitaría mucho si existiese una autoridad mundial que dirigiese el proceso, aconsejando y ayudando a quienes tengan más necesidad.
Todo el proceso puede y debe hacerse aplicando la otra ley biológica asumida ya por nuestra especie de priorizar la cooperación, o altruismo amplio, como el principal elemento en las relaciones a todos los niveles: personales, grupales y mundiales.
El objetivo de la supervivencia de nuestra especie/humanidad supone que todas las personas, países, organismos mundiales, religiones, ideologías, etc…, tenemos la obligación vital de actuar en consecuencia. Y que, para cumplir con esta obligación es para lo que tenemos la dignidad, la libertad y los derechos como seres humanos.
En general estamos intentando cumplir esta obligación sin saberlo. Y es urgente que todos, y especialmente nuestros sabios y líderes, tengamos explícito este deber prioritario.
Nota. Para ampliar estas ideas pueden leer en mi web la nota sobre Presente y futuro humanos, especialmente los puntos 5 y 6 de las aplicaciones sobre población, familia y sexualidad.
Corral, dices cosas razonables, pero con alguna no estoy de acuerdo. Por ejemplo, consideras aconsejable una "autoridad mundial", cuando me parece evidente que dicha autoridad trataría de imponer en todo el mundo la ideología dominante. Supongo que eres consciente de que un alto cargo de la ONU pretende que las religiones deben adaptarse a la ideología dominante porque los "derechos LGTBI" están por encima del derecho a la libertad de religión, de expresión y de pensamiento, y eso a pesar de que dichos "derechos" ni siquiera se menciona expresamente en la Declaración Universal de 1948. Supongo que no es eso lo que quieres, ¿no? Pues es eso lo que se conseguiría.